Uno más en el Bierzo


A partid de Manjarín los sentidos se volvieron a distorsionar. No fue el hambre, ni el cansancio, ni la falta de agua o sueño,... fue simplemente la belleza y la ansiedad por entrar en el Bierzo, región prospera más parecida al Edén o a la imaginación de algún pintor romántico de finales del XIX que al mundo de los mortales. A todo eso había que añadir un estado febril que aumentaba hora a hora.

Los montes de León son bien escarpados, por un lado se observan pueblos aislados, sus negras tejas y su campanario vertical, por el otro un valle donde su capital, Ponferrada, se asienta.

El camino puede estar surcado entre paredes, entre acantilados, o en lo cima de las carenas, con precipicios a ambos lados. La interacción de la ocultación y la plenitud es continua. La percepción entre lo lejano y cercano es engañosa. Y el bosque idóneo para el expolio de frutos secos y higos.

El Bierzo te da la bienvenida, y la primera pernoctación en Molinaseca es un buen anticipo de lo que me espera hasta llegar al O Cebreiro. Aquí se pueden ver algunos oficios antiguos y todo tiene un aire de otra época, como los carros con bidones de vino y los embutidos secándose por doquier.

Conocí un canario que peregrinaba desde Roma hasta Santiago: porque lo hace? - le preguntaba yo.- Porque puedo hacerlo- contestó. Para nada era la respuesta cierta, pero me pareció humilde y cómica. Conozco mucha gente que prefiere pasar el tiempo sentado, día tras día, aunque tenga la posibilidad de explorar el mundo o de realizar algún empeño en su vida. Ese hombre había venido andando desde Roma y solo le faltaban 200km para conseguirlo, solo porque podía hacerlo.

Durante la noche la fiebre había acabado conmigo y solo pude andar 8km hasta Ponferrada, donde el muy servil hospitalero me dijo que me esperase en la calle dos horas a pesar de explicarle, muy despacito, que me encontraba mal y necesitaba estirarme en un lugar donde no hiciese frío.

Compartí la habitación con el holandés J. un chico de 16 años (canadiense, como no) y un italiano gigantón que se volvía a casa con la rodilla destrozada sin llegar a su destino.

Ponferrada, cuenta con un castillo espectacular y en un estado de conservación brillante, en buena medida por la aportación de una ciudadanía respetuosa. También se puede visitar el museo de la radio de Luís del Olmo y comer rebién los productos del Bierzo.


Tinas con restos de uva molida. Con esto se hace el orujo

El hombre es efímero

Castillo de Pontferrada


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