Del O Cebreiro a Triacastela

Si uno se encuentra bajo la lluvia, quizás a 5 o 6 grados, con poca visibilidad y con rachas de viento de hasta 130 km lo último que puede tener es miedo. Si además el chubasquero se hizo trizas y hasta la ropa interior está mojada lo único que se puede hacer es encontrar motivos para disfrutar de la experiencia. Si además paras en un bar a secarte y encuentras un periódico alertando de temporal y en la portada aparece un peregrino del día anterior a punto de volar por los aires delante del cartel del Alto del Poyo y que para llegar hasta allí aún faltan 2 kilómetros no hay otra opción que doblar la dosis de café, añadirle un poco de orujo, pedir un pan tostado con aceite de oliva y no preguntarle mucho a los locales si el temporal es de los duros, porque van a contestar que SÍ.



Cantar "Have you ever seen the rain?" de los Creedence Clearwater sirvió para espantar el miedo y aprender que literalmente las palabras se las lleva el viento. No había ni un alma, los caminos se habían vuelto ríos. Pero los bares estaban llenos, era un buen día para tomarse las cosas con calma. Sentados delante la chimenea las ropas se secaban humeando y nadie tenía la más mínima gana de ser el primero en salir de allí.

Cuando el viento soplaba de cola abría los brazos y sentía su impulso, cuando era de cara andar se hacía fatigoso y no había otra opción que hacerse una bola en el suelo y esperar a la buena racha mientras repetía "i wanna know if you ever seen the rain coming down on a sunny day".





En el último bar habían dos camareros y tres pueblerinos diseñando un plan para asaltar una sucursal de Caixa Galicia. Suponían más de la mitad del pueblo. Una rápida observación a la mochila fue suficiente para saber que había perdido el saco... pero me daba realmente igual. Cosas de la vida, lo encontré esperándome en la puerta como quien ata un perro a la puerta del bar, justo 20 segundos después de asumir que estaba perdido ladera abajo. "Oye chico, como cuentes por allí lo del atraco la vamos a tener!!", "No se preocupen de amenazarme, no quiero que se constipen, si eso ya me tiro yo por un barranco".

Brazilian Team

El holandés errante a 150km de Santiago, con tres meses a la espalda
y más de 3000km
Al llegar a Triacastella todo se había calmado aparentemente, un barrizal de un palmo fue el último obstáculo hasta llegar al albergue. Pero allí aún faltaban muchos y nos encerremos en el bar a esperar uno tras o otro mientras contábamos las horas para que cayese el Sol.

Jugarme la vida por nada y sobrevivir fue estupendo. Tener las venas cargadas de andrenalina durante tantas horas fue estupendo. Repetir la experiencia sería estupendo. Pero lo mejor de todo fue compartirlo.


Hemeroteca de los hechos (Voz de Lugo): http://www.lavozdegalicia.es/galicia/2011/10/26/0003_201110G26P4992.htm?utm_source=buscavoz&utm_medium=buscavoz

2 comentarios:

  1. Día complicado, sí señor. Pero ahora, desde la distancia, se ve de otra manera. Épico, incluso...

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  2. Si, andar en el O Cebreiro bajo el temporal me ayuda ahora a creer más en mi

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