Sahagún es un pueblo inapropiado por su localización. Es grande, tiene
industria, incluso gente joven y algún "xalao" simpático. Y una broma
de mal gusto al entrar a la villa, un rodeo absurdo para cruzar un arrollito
por un puente romano de 2 o 3 metros.
Lavando un tenedor me encontré a un alemán con una pequeña mochila que
había llegado a España hacía tres años a ritmo de "¿y porque no?".
Fue en bicicleta hasta que se le rompió en Lyon, después autoestop y andando
hasta los hoteles de la costa, cambió de profesión varias veces para poder
recorrer el país como solo los pájaros saben hacer, estafado por empresarios
avariciosos que no querían pagarle por su trabajo al cual no les guardaba ni el
más mínimo rencor.
El bohemio de Sahagún, con su mochila y su rostro sin miedo |
Iglesia en ruinas |
Ignorar una persona porque su apariencia es ruin nos priva de conocer a
gente con una vida bien jugada, fuera de la rutina y los criterios aceptados
del éxito. Y en general, los que más "normales" pretenden ser poco
tienen que aportar. Los cementerios están llenos de gente que ya estuvo muerta
en vida.
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