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Algo aturdido por los agujeros de las balas disparadas hace casi 20 años bajé del autobús, dos niños comidos por la suciedad vinieron a pedirme limosna pero fueron hechados por los intermediarios.
Los intermediarios al saber que teníamos reservado el hostal Herzegovina me indicaron que llamarían al dueño para que viniera a buscarme. Se me encendieron todas las alarmas. El único local que se había quedado allí me dijo que se trataba de su padrino, y que estaba esperando a un par de españoles "Oye, todo el mundo sabe que soy español, como se que no me está mintiendo?", "de acuerdo, ahora lo llamo y hablas tu con él", en perfecto inglés el propietario del hostal decía mi nombre y me tranquilizaba, al cabo de poco rato, apareció en su coche. Sentí una gran vergüenza por desconfíar. Este chico, fue el primero en contarme los horrores de la guerra: como un francotirador había matado a su abuelo, como su mejor amigo había muerto por una granada y como esa misma granada le había lesionado la pierna y aun hoy en día seguía cojo.
El coche fue montaña arriba, y me entró el miedo porque nos alejabamos de la dirección del hostal. En una calle estrecha, un coche nos cerraba el paso y de allí salió un tullido. Le pregunté que a donde íbamos y me contestó que arriba, para poder ver la ciudad. No había razón para dudar, se trataba de un buen hombre, un hombre del que cuesta confiar al principio de tanta bondad que tiene. Y vi como todas las personas que conocí de esta ciudad tenían el mismo espíritu.
Nos habló sobre la suerte que habíamos tenido puesto que a la semana siguiente el hostal iba a estar a tope por la popular competición de saltos desde el Stari Most. También nos contó que un checo se había matado dos días atrás por saltar borracho. Casi se le saltan los ojos cuando me heché a reír inconcientemente.
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Al llegar al hostal, en pleno centro pero algo escondido de las calles ruidosas, me sorprendió la perfección y lo cuidado de cada detalle. Todo funcionaba a la perfección y sobretodo se respiraba una tranquilidad que en ningún otro sitio he vivido. Nos dijo que nos invitaba a cenar porque le habíamos caído muy bien, solo teníamos que volver una vez escuchasemos el cohete que indicaba la hora del rezo, puerto que ese era el primer día del Ramadan. Y también nos invitó a participar en una reunión nocturna que hacía todos los días con los demás huéspedes para que contáramos nuestras experiencias.
Los 42 grados de esa tarde nos obligaron a refugiarnos en el tercer piso del hostal. El primero era donde vivía la familia del propietario y había un huerto donde cultivaban siguiendo preceptos ecologistas. En el segundo vive la familia del propietario del hostel y en el tercero el maravilloso hostal.
Solo visitamos el casco viejo de Mostar y nos hinchamos a comer cualquier cosa. Recuerdo que había una crep que valí 75 centimos de euro si el chocolate que ponían encima no era Nutella y dos euros si sí lo era. Le pregunté a la mujer cual era la diferencia y se rió: "la diferencia solo está en tu cabeza". También descubrí el Cockta, el equivalente yugoslavo de la Coca-Cola.
Camino al Stari Most se nos fueron juntamos más turístas ordinarios: de los que chillan y se sacan fotos cursis. A ambas orillas del Nereva, las casas han sido reconstruidas para convertirlos en restaurantes y pubs chics, que a mi gusto, sobran.
Las tiendas de souvenirs ya son baratas de por si, pero de todas formas tuve ganas de regatear: le dije a un hombre corpulento "te hago una oferta por varios recuerdos, para que salgamos ganando los dos", se acercó a mi, me pasó el brazo por la espalda y me dijo "no, yo se muy bien lo que me hago" y si, si, me asusté bien.
Ya de noche, después de cenar con la familia del propietario nos sentamos en el jardín para hablar y comer dulces, un nuevozelandés me contó que una americana le había preguntado en que parte de Nueva Zelanda vivían los hobbits y nos reímos todos mucho. Me encontraba en un lugar apartado de esta concurrida Europa, donde muy poca gente deja los prejuicios a parte para descubrir la historia por su propia mano, las escusas eran varias: ¿no están en guerra?,¿está Kosovo en Bosnia?,¿que coño hay allí para ver? esas eran las propias de la incultura, ¿para que quiero ver yo miseria?, o del clasismo, ¿el seguro del coche no me cubre?, cuantas y cuantas excusas. Vengan a Bosnia, vean cual es el precio de perder, como se resurge de las cenizas, sientan la historia en su propia piel, quizás entiendan cuando vuelvan a casa otros conflictos como Siria o la Crisis, y entenderán que ridículos quedará en la historia nuestra pasividad: nos están engañando, como nos engañaron y nos engañan hoy en día: "INDIGNADOS venid a Mostar".
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Espectacular Vista de la Costa Dálmata |
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Stari Most |
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Cementerio Musulmán |
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Cena gratis!!!! en el hostel |
Two nights on the Herzegovina Hostel
I left the bus a little bit confused because of the bullets fired more than 20 years ago. Two childrens dressed on with very dirty clothes came to my begging but the intermedaries push them away.
When the intermedaries knew that we have a book on Herzegovina Hostel they offer me to call the owner to pick me up. All the alarms rang on my head. The only bosnian guy who remain there told me that the owner was his godfather who was waiting a couple of spanishes. "Hey, man, it is not very hard to know that we are spanish, why I should believe you?","ok, lets call him and you talk", in the most perfect English the owner said my name and I got calm. Soon he came driving a car. I felt a big ashamed because of my distrust. The young guy who I talked just left the bus started to talk me about the horrors of the war: how the snippers kill familiars and a grenade his friend, even he still have injures from that times.
The car runned uphill and I felt bad because we were moving away from the hostel. In a narrow street another car cut owr way out and a man without a arm left the car. I asked him where we were moving and he told me uphill to see all the city. There wasn't reasons not to believe that guy. The owner of the hostel was a really good guy, with a great heart, everything looks so nice that seemed unreal. Soon I realize that everybody I knew in Mostar had the same spirit.
He explained about how lucky we were because during one week later hostel would be without vacancies because of the popular jumping competition from the Stari Most. He also told us that a guy from Czech Republic died jumping "dirty" from the bridge. My eyes were close to jump when I was the only one inside the car laughing as an animal.
We recieved a big sorprise when we arrive to the hostal, very centre but not in a noise street, I felt that every single detail was neat. Everything worked perfectly and overall there was a calm spirit everywhere I never lived before on a hostel. He invited us to dinner with his family, we just should wait until the fireworks that announce the end of the day, because that was the first day of Ramadan. And he invited us to celebrate a meeting with other guest at night to talk about our experiences.
The 42 degrees of that afternoon force us to refuge inside the third floor of the hostal. In the first one lived the parents of the owner and they had a small field where they grow up ecologic vegetables. On the second he lived and the third hold this wonderful hostel.
We visited the Old Town eating everything we found. I remember when I order a creap with chocolate for 75 € cents, the one with Nutella cost arround 2 euros. I asked to the woman "what is the difference?" she reply me "the difference is just inside your brain". I remember also when I drank for first time Cockta, the yugoslavian Coca-Cola.
On owr way to Stari Most more regular tourist joined us: that ones who talk loud and take stupid pics. At both sides of Nereva river, buildings were reconstructed in restaurats and cool clubs, but according to my wishes I would not like to see it here.
Souvenirs shops were enought cheap but I tryed to get a cheaper prices. I ask to the big sellerboy "I make a special offer for some souvenirs together, then both will win", he came to me, he put his big arm over my shoulder and said me very calm "I know perfectly what is good for me", and yes, I was scared.
During the night, after dinner with owner family we sat down all together on the yard and we talked and ate candies. One guy from newzeland told us that a american girl asked him which part of New Zeland Hobbits use to live. In that time I realize that I was in apart place of this crowd Europe, where few people leaves their prejudices to learn the real history for their own. The alibi were more or less the same: ¿Bosnia is this country on war?¿Is Kosovo in Bosnia, isn't it?¿what interesting stuff are there?, ¿why I should all this poorness?,¿car insurance doesn't cover me, this is very risky?, so many excuses!!! Come to Bosnia, come to see how it is possible to born again from the ashes, feel the history on your own skin, and probably, when you would come back home you could understand other conflicts as Syria or the economical crisis, and then you will realize that we will be ashame because of owr passivity on the future: somebody is cheating us, as they did and they will.
(Not reviewed yet 8/21/2012!!!)