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Más triste es ser ciego y vivir en Granada

Como si de un viaje astral se tratará vi el autobús de ALSA como salía puntual por la puerta de la estación. Aun siendo optimistas y contando cabezas y cabezones el autobús estaba medio vacío. De golpe la mochila pesaba mucho más y escudriñaba en toda mi cabeza las cien variables que podrían exculparme de mi error. Pero no había ninguna, debía asumir la paternidad.

Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, dime en el alma quien plantó esos olivos





Me dirigí al mostrador para pedir un cambio de billete sin penalización y desarrollando la retórica más imaginativa saqué un buen precio. Para hacer tiempo me paseé por la estación y encontré un hombre en huelga de hambre. Este empresario era víctima del chantaje gubernamental.

Una gran montaña de Aquarius vacíos era la prueba evidente del avanzado estado de su protesta. "Hasta cuando?¿", "Pues hasta que me escuchen","Y si no?¿","Pues hasta el final, y que los políticos vivan con su consciencia". Lo dejé medio metido en su tienda de campaña con la fuerte convicción en si mismo de quienes defienden la verdad y con el deseo que hoy siga vivo y sea victorioso en su último recurso.

Volví al hostel para hacer tiempo y allí se organizó una sesión de guitarreo espectacular. Ya de vuelta a la estación agarré el autobús que me llevó entre sueños y olivos hasta Granada.

Mis anfitriones en Granada
Si alguien me pregunta: "es Granada la ciudad más bonita del mundo?¿", contestaría que nadie en una vida es capaz de percibir toda la belleza y variedad de esta planeta y nunca será capaz de resolver esa pregunta con el total convencimiento de poseer la verdad, pero que hasta la fecha esta ciudad lo es.

El último rey musulmán lloraba su pérdida mientras su madre le recriminaba su poca hombría. Había perdido a su mujer, su rojo palacio y su hermosa capital. Cabizbajo recorría hacia el sur una ruta similar a la que la 700 años atrás había recorrido un victorioso al-Tariq y en la última curva desde donde se divisaba la ciudad suspiró. Volverían a un país donde se les consideraría extranjeros y hundirían a España en años de represión, colonialismo, supersticiones y oscuridad.

Dos estudiantes chipriotas que no llegaban a los 20 años me acogieron en su sofá y me hablaron de su cultura, de su país amurallado por playas y de crisis identitarias.

Al día siguiente empecé a escudriñar cada una de las esquinas de esta ciudad. Como este viaje está llegando a su final y ya he descrito muchos escenarios, encargo al lector el deber de vivir esta ciudad en primera persona. Voy a limitar a explicar dos anécdotas mágicas que fueron únicas, y que muy difícilmente se le repetirían a otra persona.

No se que pintas debía llevar cuando decidí llegar hasta la Alambra andando. Crucé un hotel con vistas gloriosas y talonarios abultados y giré hacia una urbanización donde una cuadrilla de albañiles reposaba la comida a la sombra de un diciembre caluroso. Para cualquier persona ese hubiese sido el camino incorrecto hacía el palacio nazarí, para mi fue un acto renovador de mi fe hacia la humanidad.

A la cuadrilla le pregunté como llegar a la Alambra y donde podía comprar un bocadillo. Los hombres me miraron y huvo un pequeño silencio. Yo guardaba mi arsenal de chistes del Eugeni y otros ases para resolver cualquier situación y vacilada que pudiera suceder. Empezaron a discutir sobre cual era el mejor camino mientras uno me ofrecía una manzana: "anda, sientate". La deboré, lo que probocó las risas de la camarilla, mientras otro me abría un trozo de pan para incrustar tanto embutido como cupiese. "Lo siento, no tenemos tomate", luego hubo Coca-Cola y fruta.

Fue espectacular, me hablaron de sus vidas y de como recogían autoestopistas cuando tenían que cruzar el país para trabajar. "Tu no tienes mucha pinta de hippie", me dijo uno. Fliparon cuando les conté que estaba renunciando a mis primeros meses como ingeniero para poder descubrir el mundo y  como yo también había juntado baldosas, preparado cemento, anivelando suelos,..." también soy del gremio".

No solo me quisieron invitar a un café, sinó que insistieron para compartir conmigo uno de sus grandes descubrimientos. Desde el puro deseo biológico, hasta el enamoramiento adolescente; los cuatro albañiles "admiraban" la camarera. "Además de guapa, es una guarra", me decían a la oreja. Todos me dieron sus galletas que acompañaban al café y pidieron a la camarera que me dieran más. Desde un asiento de la Alambra disfrutaba de las vistas comiendo pedazitos de chocolate y remorando lo sucedido como si se tratara de un recuerdo de infancia. ¡Cuanta gente se pierde estos momentos por la estupida obsesión de tenerlo todo planificado!

Pisando esta maravilla sentí la fuerza que ha inspirado a tantos músicos y artistas durante siglos desde Manuel de Falla hasta M.C.Escher y como aun hoy en día estas piedras garantizan la bohemia para esta ciudad. Y con la bohemia empieza mi segunda anécdota.

Granada. La banda del moco
Volvía a subir a pie una montaña, en este caso, el Sacramento, barrio de cuevas de gitanos y guitarras. A nivel de carreteras estaba plagado de restaurantes y tablos con menús y carteles políglotas. Un poco más arriba habían casas dignas, después empezaban chabolas y la cara oscura de la sociedad. Más arriba, una antena de televisión y una hermita custodiaban la ciudad. La alhambra se veía a lo lejos coronada por una colonia de hormigas-turistas.

Barracas y Alambra en lo alto del Sacromonte
Deseoso de volver por otro camino fui enrendandome colina arriba, colina abajo, hasta el punto que volver hacia atrás era tan absurdo como seguir hacia delante. Un hombre tomaba el Sol bajo los efectos de un narcótico y me armé de valor para cruzar a metros de él. Unas cuevas más y el ruido de una puerta que se cerraba me heló el alma. Lentamente encaré la situación calculando cual era la mejor salida. Pero tanto prejuicio rodó ladera abajo. El hombre que había abandonado la cueva era el gitano al que un día antes le había pagado por su arte con la guitarra con un euro y una frase: "ojalá algún día pueda tocar como tu".

De todas las personas que podrían haber salido de esa cueva, era él, y se acordaba de mi. Y me invitó a pasar con la promesa de no contar nunca lo que había dentro.

A él le iba a invitar yo a comer. Pero ese gitano francés tenía tanta dignidad que no quiso pedirse más que un café. "Yo como con lo que gano".

No quería dejar la ciudad. Y aun no se porque lo hice. Pero después de tres noches, cogí un autobús hacia Madrid, mi última parada. 

Mi amigo artista

Sierra Nevada y la Alambra


Aires de Curro Jiménez

En este blog se han ausentado muchas anécdotas e historias que he preferido no explicar ya que afectan a la intimidad de terceros, no carecen de interés o sencillamente son secretos que yo quiero custodiar. Hoy es un día de esos, pero igual, disimuladamente puedo contar mi aventura por Sierra Morena.

El autobús de Alsa sale de Córdoba dirección Pueblo Nuevo por un precio de 6 euros. Al salir de Córdoba toma la carretera nueva, que substituye la que cruzaba Cerro Muriano, actualmente pedanía de la capital pero lugar donde (presuntamente) Robert Kappa inmortalizó a un miliciano antifascista en su último suspiro de libertad. La carretera antigua parece en deshuso igual que las casas de los peones camineros que la construyeron y la conservaron e incluso perecieron.

Luego se atraviesan bosques esplendorosos de robles o encinas intercalando llanos y montañas. Es curioso ver como el hombre ha conseguido dominar la naturaleza en estos lugares, llegando a plantar olivos en lugares inaccesibles para la maquinaria. Luego Ezquiel, un pantano y se llega a Belmez que no es lo mismo que Bélmez, en la provincia de Jaén.

Belmez es una castellanización del nombre árabe que significa Bella Vista ya que desde el castillo roquero de la peña que avecina el pueblo la vista es espectacular y algo difícil de acceder a él. El castillo fue construido por los árabes probablemente sobre uno romano. Cuando llegué a su torre un hombre que allí había me dió los buenos días, me explicó que nació en el pueblo hace 40 años y que había emigrado junto su familia al cumplir 10 y ya hacía 23 que no volvía. El andaluz se había convertido en profesor de catalán en un instituto del sur de Catalunya y parecía bastante enrollado. Me contó sobre los refugios antiareos que había en la peña del castillo, de la cantera que había a su falda, de representaciones teatrales a la falda de la montaña, de un alcalde que había ganado un millón por ser el mejor en un programa de televisión y de alguno de los horrores realizados por los ganadores de nuestra Guerra Civil.

Belmez se había desecado paulatinamente a partid de los 60 cuando el carbón careció de importancia por la electrificación del tren. De una población de 11.000 personas quedan ahora solo 3.000 y hace cosa de un año se cerró el último pozo minero. Esto me lo contó el encargado del museo local que se puede visitar al lado del ayuntamiento.

Belmez también cuenta con un dólmen, una plaza de toros enorme e incluso una universidad. También quise visitar la casa natal de un hombre que admiro mucho.

Belmez no tiene cine, pero tubo, lo convirtieron en supermercado, lo que una vez expuso Chaplin ahora ofrece el chope a euro. Que malos son los tiempos modernos.

Acordobao

La autopista que sale de Sevilla está cargada de recuerdos. De la ciudad se sale como en cualquier otra gran ciudad, barrios periféricos sin ninguna particularidad arquitectónica e hijos de la misma madre.
Al poco de abandonar el cinturón obrero se habría un campo que se metamorfoseaba kilómetro a kilómetro: veía los primeros toros de Osborne y pancartas de Tío Pepe, ambas pintadas de negro y que pude colorear con mis viajes al sur de los 90, siendo todavía un niño.

Luego empezaron a verse cortijos desperdigados con un rasgo en común: a todas las haciendas se entreba con una puerta simbólica, ya que no había muro que protegiera la finca.

Lo siento, pero lo que viene después es indescriptible, porqué me quedé dormido. Un pedo muy sonoro del chico que dormía a mi lado me despertó a 10 kilómetros de Córdoba. Por entonces el paisaje se parecía mucho al de Castilla pero con un color alimonado (que no es amarillo, pero tampoco verde).

Llegué a Córdoba al atardecer y en seguida detecté el matiz distinto de esta ciudad. A diferencia de Cádiz, donde parece una ciudad planeada, con varios barrios del centro histórico ordenados perpendicularmente y edificios que recordaban a los de la Habana; y Sevilla, donde exceptuando la judería la mayoría de edificios son regionalistas o nuevo-arabesco, como la Plaza España. Córdoba está totalmente calada, todas sus calles del casco histórico son blancas, y todo los patíos están cargados de macetas (me chiflan las de barro de color azul), lo que la hace para mi la ciudad más andaluza que he visitado hasta ahora.

Pero aún existen dos elementos más que me han sobresaltado, el primero, todas las calles están empedradas, algunos con dibujos simples y otras con más detalles, intercalando guijarros grises y negros. Como las mujeres son coquetas y usan tacones el empedrado tiene dos margenes a izquierda y derecha para que puedan fluir.

El otro elemento a destacar son las fuentes ya que no pasan ni cinco minutos para encontrarte otra. Las hay simples, con pileta, iluminadas desde el exterior o desde el interior, con basura o limpias, solitarias o como auténticos ejércitos como las del Alcázar, adosadas a muros o aisladas. Casi todas cerca de una iglesia y probablemente una antigua mezquita, y lo más seguro que por tanto originalmente fueran antiguas fuentes para la ablación arabesca. Debido a su diversidad cada uno tiene un canto y personalidad propia.

Los miércoles la visita al Alcázar son gratuitas y merece la pena, a diferencia a los de Sevilla se nota que su función fue puramente militar ya que no está tan trabajada y sigue un estilo totalmente católico, aunque casi no se aprovecharon elementos arabescos excavaciones de los 50 revelaron mosaicos romanos en el subsuelo. Los alcazares omeias fueron soterrados en las inmediaciones. Des de la torre se pueden ver las caballerizas reales, donde se puede ver los ensayos (gratis también).

Madrugué la día siguiente ya que entre las 8:00 y las 10:00 la visita a la mezquita es gratuita. La verdad que visitar la mezquita me hacía mucha ilusión y desde ayer me estube informando sobre su historia y arquitectura.

Llegué sonriendo cuando fui recibido por un pasillo con cuatro soldados a banda y banda portando sus estandartes. Ya algo raro pasaba... y claro, el hombre de protocolo tubo que decirme que hoy excepcionalmente no se podía entrar a la mezquita ya que se iba a oficiar la misa militar y no tenía derecho a entrar (Muy bien!!!), le dije que mi intención era asistir a la eucaristía y me dijo que en ese caso no había problema; eran las 9:30 y me obligaron a sentarme en un lateral delante de una tele (plasma, 45 pulgadas) para poder ver la misa. Claro, habían contratado a un hombre para sentar a todo el que se quisiera perderse por las columnas y habían pensado en todo... la barrera de terciopelo, y lo mejor de todo... los de la PM contando chistes de putas y con brazos amelonados y atabiados con sus vestimentas. La misa no empezaba hasta las 10:00, eran las 9:30, chistes de putas, sentado en una silla, un gorila de Prosegur,... realmente que pinto yo aquí delante una tele en una ciudad tan maravillosa? Salí.

Visite el baño turco que fue soterrado cuando los reyes cristianos tomaron la ciudad y la verdad que me sentí un privilegiado porque hacía 10 días me estaba bañando en uno de verdad en Marruecos. La siguiente etapa fué la Sinagoga y la casa Andalucí, la primera me resultó de mucho interés pero no la segunda. El museo que hay en la Torre de la Calahorra es una mezcla entre historia, arquitectura y filosofía, al pretender representar las corrientes filosóficas de las tres religiones y simbolizar algo dulcificado, pero en si bastante creíble, la convivencia que existió allí, tanto en el periodo musulmán como al principio del cristiano. Me emocioné cuando afirmaban que el verdadero Renacimiento nació en el Al-Andalús.

Luego paseé hasta que me dolieron los tobillos, la ciudad es bonita tanto de noche como de día. Vi un pesebre viviente. Conocí a un holandés que se iba a Senegal en bicicleta con un presupuesto de 200 euros al mes. Me suscito admiración y envidia a la vez. Y me divertí bastante al ver como una madre le daba un sonoró tortazo al novio de su hija al más puro estilo del XIX (el novio parecía el Lucas, de Andy y Lucas).

Luego intenté animar a la gente del albergue para que se viniese de fiesta conmigo, pero solo persuadí a un japonés tartamudo. Así que le dije que de repente me encontraba mal y puse un anuncio en la web de couchsurfing, al cual fue respondida por una estudiante norteamericana quien me invitó a salir con sus 10 amigas y todas ellas eran todo un show. Esa compañía y esa ciudad hicieron de esa noche una de las más inolvidables de mi vida, otra pruebe de que en esta vida todo sale como lo esperas y a veces incluso mejor.


Doñana: en el jardín del Edén

Le puedo hacer una foto?¿- Claro, fotos mías hay por
todo el mundo
Cuando el día anterior me acosté solo sabía que a las 11 salía un autobús hasta Sanlucar desde Cádiz, sabía que Sanlucar estaba en el margen sur del Guadalquivir, lo que significaba buscarmelas una vez allí para cruzar el río hasta llegar a la Reserva, sin la certeza de que lo lograría. Aún así la única forma de cruzarlo pasaba primero de todo por tomar el autobús.


De camino hacia allí recababa en el papel de este pueblo, antes primera ciudad que los navegantes que llevaban un mes navegando desde América divisaban y desde donde Colón salió en su segundo viaje. De todo ese pasado transatlántico a penas se observa nada, pero si haciendas espectaculares, quizás de indianos o señoritos y un gran número de bodegas cuyo olor delatan que siguen en pleno funcionamiento.

En la orilla había un barco atracado que ofrecía cruzar a los viajeros el río, el hombre me dijo que la ida y vuelta costaban 8 euros, pero lo que me gustó fue la conversación que surgió después, "señor, usted cree que pueda encontrar algo para comer al otro lado?""Al otro lado? Al otro lado no hay nada", pagué 10 euros por cruzar las Rías Baixas para desenbarcar en otra ciudad, 10 también para acabar llegando a Tanger, 8 euros servían para cruzar una distancia inferior al kilómetro, pero me llevaban a la nada, y os aseguro que al otro lado no había nada. Los únicos turístas que habían cruzado esa mañana eran una pareja de ciclistas de Santa Coloma de Cervelló.




AVAGABUNDEAR!
Un crujido me recibió y me acompañó todo el día, eran pechinas, ostras, ramas secas, y demás cosas que pisaba y aunque intenté por un momento evitarlas, un pasillo de unos diez metros que iban desde un río en marea baja hasta el rompiente de la marea replicaba los empedrados de las calles mayores de los pueblos.

No habían pisadas de personas, solo unos pneumáticos del Seprona, y unas ruedas de ciclistas que ya habían desaparecidos. Ni a izquierda ni a derecha había nadie y me reí mientras me compartía en materia gaseosa... ese era el mundo que había en la Tierra antes de que el hombre contralará el fuego, la germinación de las plantas, y se empeñará en destrozar todo para mejorar la calidad de vida y garantizar el aumento de población.


Cuando me convertí en viento

Cádiz: el viejo y el mar

Disfrutaba yo de un soleado día de diciembre en manga corta junto al mar de Cadiz cuando un hombre mayor con barba y ropa usada se acerco decidido a estropear mi tranquilidad.

Se presentó y me contó dos o tres curiosidades sobre el lugar donde estaba. Como me había arruinado el momento de serenidad decidí hacerle tantas preguntas como podía, el hombre me respondía aunque estas fueras descaradamente estúpidas. Al cabo de un rato y sin darme cuenta la conversación se había vuelto interesante y tendía a como Cádiz se había transformado y como la juventud no quería seguir la tradición pesquera.

Finalmente me contó el secreto de su "éxito", ya que él, a pesar de su aspecto roído se consideraba un triumfador en la vida. "Toda persona tiene el derecho, aunque no lo sepa, a escoger sus amistades y las personas que le rodean, y puede hacerlo siguiendo dos criterios, con personas de nivel intelectual inferior o con pocos conocimientos y actitudes o viceversa... La primera forma te proporciona una sensasción de superioridad agradable que te permite subir tu nivel de autoestima, la segunda es más difícil de llevar, ya que te puede undir pero te proporciona la absorción de los conocimientos de los que te redoean y algún día puedes llegar a ser como ellos o mejor, todo depende de tí."

El hombre que había arruinado mi momento de tranquilidad miró el reloj y dijo que a esa hora su mujer ya debía haber acabado de cocinar, se despidió y dijo que era un gusto haber hablado conmigo, lo mismo hice yo.

Me puse a pesar en hechos autobiográfícos y el mar, el Sol y mi manga corta se difuminaron en un segundo plano.


Recuerdos de Cádiz

Cádiz es una ciudad más forjada por estar en una encruzijada geográfica altamente deseada por varias culturas desde la antigüedad.

Vista lejana de la Catedral de Cádiz
Cadiz
Se disfruta con los cinco sentidos, con una vista sobre el puerto y sus fortines que se lleva el premio del mejor atardecer de este viaje, el oído ya que varías peñas flamencas, ya sea ensayando a puerta cerrada o exhibiéndose en la plaza, o el gran número de placas que rememoran los lugares donde vivieron los más ilustres interpretes e incluso donde nació Manuel de Falla. Fue muy curioso cuando en la Merced vi un hombre santiguándose frente la estatua de bronce de un cantaor. Con el olfato se llega a cualquier freiduría que se encuentre a un kilómetro de distancia y por supuesto con el gusto se puede saborear y si es acompañado de un vino fino, pues mejor. El tacto es el sentido más difícil, pero solo con él se puede entender la excepcional arena de su playa, esponjosa como una musse.

Las chicas son extremadamente guapas y muy extrovertidas y parece que aquí ellas lleven la iniciativa, a parte de arreglarse mucho mejor que en Barcelona. Mucha gente disfruta tomando cerveza en la calle y se hace acompañado de familiares o de amigos y a todas horas. La gente sale de fiesta desde muy temprana edad y parece que aquí debido al calor y al ritmo de vida entregado al disfrute uno llega a la pubertad un poco antes (y sale un poco después).

Minutos antes del atardecer en Cadiz
Es denso el número de edificios notables ya sean religiosos o civiles y de todas las épocas, desde un teatro romano hasta una cárcel barroca y una catedral con una fachada excepcional. Varios barrios recuerdan a la Habana Vieja que he visto en documentales.

Las calles están llenas, los bares también, tabernas, plazas, ventanas, esquinas, comedores, paseos, playas,... y eso que solo quedaban unas semanas para Navidad. También me resultó curioso el gran número de vendedores de hachís y de timbas clandestinas de Bingo.

Por cierto, Cadiz es la otra ciudad Pancho Tours. Así que ahora vamos a hablar de Pancho Cádiz: esta empresa pregonera del turismo cultural para posadolescentes pudientes y que ya se habló de ella en Sevilla, ofrecía una visita cultural por la ciudad, otro Free Tour, además un Pub Crawling por la noche. Adivinan que?¿ cuando en el Pub Crawling le pregunté al responsable a que hora se hacía el Free Tour me contestó: "que va, eso ya no se hace, la gente lo que quiere es irse de fiesta". En verdad, hay mucha caspa en las empresas que trabajaban con los hostels.

Los hostels se están degradando a un ritmo preocupante hasta para la Unesco, sobretodo por la cada vez más selectas personas que atienden a ellos esperando recibir los lujos de sus casas. Aquí me veo obligado a hablar de la estudiante francesa que se puso a llorar a lágrima viva porque el agua caliente de la ducha no iba bien.

Cádiz puede ser uno de los lugares más maravillosos de la Tierra, acuérdense que mañana pueden expirar su último anhelo y se habrán perdido varías maravillas que solo se puede ollar aquí. Solo les quería recordar que son mortales.

No hay trampa, no hay cartón, Cádiz mola mogollón

Gibraltar

El policía aduanero me deseaba un buen día. Otra vez en Europa, Algeciras era la parte norte de un puente intercontinental en la cual tenía de nuevo cobertura 3G en el móvil. Una vuelta por la ciudad natal de Paco de Lucía fue la cosa más interesante mientras esperaba el autobús que bordeaba la bahía hasta La Línea. Esta espera me hizo percatar la subida de precios respeto los ya adecuádamanete hinchados para mi en Marruecos, sin duda, volvía a ser pobre y debía repensar dos (o incluso tres veces) cualquier decisión económica. Esta sensación es muy amarga.

El macizo montañoso de Gibraltar era más espectacular de lo que se puede apreciar por televisión. Este pequeño reducto británico, fruto histórico de 1000 años de guerras ininterrumpidas en Europa, era una de esas Rara Avis que todo el mundo debe visitar una vez en la vida. En si, me sentía como en un pueblo más de Andalucía, pero como si se tratara del mundo al revés.

La frontera parecía unas casillas de peaje. En el lado español había un montón de propaganda sobre los establecimientos Tax Free del lado de Gibraltar y una estatua homenajeaba a los trabajadores españoles que se ganaban la vida para saciar los miles de puestos de trabajo del peñón.

En la frontera, decenas de ciclistas la cruzaban en ambos sentidos, todos ellos mostraban el DNI con una mano mientras un policía cabeceaba a todos los transeúntes en señal de paso. Yo, inexperto, le mostré el pasaporte, a lo que el policía me dijo que le siguiera para comprobar unos datos. Viendo, que aun no tenía precedentes penales me dejó pasar, sin antes recibir una tundra, por mi parte, de preguntas "inocentes" y exageradamente educadas en represalia por su comportamiento despectivo hacia un mochilero barbudo.

Por cierto, se puede entrar sin pasaporte en el país, pero aun así puedes pedir el sello para estampártelo. El sello, tiene un estilo pop británico total, con un Sol bien grande que es, seguramente, el factor que hace que los gibraltiños sean los súbditos de su majestad con mayor calidad de vida, pero a la vez también es un tópico.

Lo primero que se cruza es una pista de aterrizaje, cuya superficie fue robada al mar y a España durante la Guerra Civil. Una vez se cruza la pista se pasea por decenas de bloque dormitorio ya iterádamente vistos en decenas de ciudades porteñas. En un balcón de uno de esos bloques un niño, de como mucho cuatro años, me insultaba: "you are a fucking spaniar", este pequeño Houligan seguramente mamaba del pecho de su madre el odio entre países, que no es el mismo que entre naciones.

También resultaba curioso la cantidad de judíos que allí vivían. El casco antiguo vale la pena ser visitado, aunque es muy escarpado y se pueden usar pequeños pasajes de escaleras para atajar el camino.

Peñón arriba fui a buscar los primeros simios, uno de los iconos más representativos del país. Es bastante común ver en las paredes de la ciudad la imagen de un mono con la corona de la reina británica, lo que aun me pregunto si esto es una burla de algún español que reclama la soberanía o de algún británico que ama ser súbdito de los Windslords.

En una de las últimas barriadas le pedía información a una mujer que sacaba una bolsa enorme de basura. Ella, removía en forma de molinillo el saco y lo arrojaba en perfecto tiro parabólico hasta el contenedor, que se encontraba a unos 7 metros. Falló por poco, pero que el saco hubiese caído por el lado de fuera le daba realmente igual. Para acabar la escena sacó un inhalador y hizo un par de aspiraciones. "If you wanna see monkeys keep walking uphill", y así hice, cargando la mochila, hasta la puerta del parque natural donde un guarda me dijo que cerrarían. Por la carretera algunos niñatos derrapaban sus BMW en las curvas.

No vi ningún simio, pero si que vi una de las puestas de Sol más bonitas de todo el viaje, dos días más tarde el Puerto de Santamaría dejaría esa belleza a la altura del betún.

De vuelta a la Línea de la Concepción tocaba hacer tiempo para el autobús de Cádiz. Para esas alturas ya tenía una afición muy adictiva para estas ocasiones: hablar con desconocidos. No tardó ni dos minutos cuando un chico gordito que había viajado no se cuantos kilómetros para comprarse un par de juegos de segunda mano para la PlayStation cayó en mis redes. Con un acento andaluz muy cómico me explicó sobre la vida del feriante de atracciones y del millón de anécdotas que había recopilado en tres años de trabajo; le dije que escribiera un blog y que hablara de mi, que el ya se había ganado un puesto en el mío.

Luego tomé el autobús y al llegar me enamoré para siempre de Cádiz.

Sevilla tiene un color especial

Podría seguir hablando de Sevilla artículo tras artículo, y bien se lo merece tan solemne ciudad. Y más hoy, por la festividad de viernes Santo.

Y podría seguir hablando para los forofos culturales de Pancho Tours. (¿Pero porqué hablar aquí de Pancho Tours y no en un lugar de recomendaciones público? Pues porque ya lo hice, y no creo que les hiciera la suficiente gracia como para dejarlo visible).

Pues bien, antes de irme de Sevilla para Algeciras y de allí acudir a la llamada de África tuve tiempo de visitar la judería y los alcázares, el primero es gratuito, y aunque sus dimensiones no son muy grandes es fácil de perderse y aun así, os prometo que debéis andarlo calle por calle. De los alcázares tengo que decir que su estado de conservación es impecable, y hasta la fecha era la primera gran obra de arte mozárabe que veía en mi viaje, me quedé atontado, y perdí el sentido del tiempo y la orientación.

Pero dejando el turismo rutinario paso a hablar de pequeños detalles para la reflexión.

El día antes de partir fui a Camas, ¿os suena esta población?, no es ni mucho menos una pregunta de Trivial. Camas es la población donde hace años se produjo un asesinato, el de Marta del Castillo, su cuerpo aun no se ha encontrado y sus principales acusados siguen si confesar ni aclarar quien fue el asesino y donde se encuentra el cuerpo. Pero el motivo de mi desplazamiento era el de alejarme del centro urbano para adquirir el material para subir a 4100m a precios más reducidos.

Pero que curiosa es la vida que la parada de autobuses está al lado del juzgado, y que curioso que ese día se juzgaba a algún personaje del caso, toda una nueva coincidencia para que el vagabundo pudiera reflexionar sobre los límites del morbo. No se pueden imaginar, dos horas antes de la audiencia el festival de medios de comunicación que se estaban dando cita, cámaras regordetes haciendo pruebas de imagen y reporteras esqueléticas y algo prepotentes maquillándose como si fueran el centro de la noticia. Me puse a hablar con un cámara: "¿no os cansáis de todo esto?", "si, yo si, pero se ve que la gente no, y tengo tres hijas que alimentar". Al lado pasaron tres gitanas, "venga prima, vamos rápido que sino no vamos a ver nada".... y ahora viene el final de la historia, cuando ya me encontraba en Algeciras y haciendo tiempo para embarcar, vi la noticia, una vez ya editada por la tele: altas dosis de violencia y nerviosismo, un gran trabajo de los productores.

Conclusión, me sentía como un novio se encuentra a su novia fornicando con un desconocido en horarios de trabajo al escuchar "no es lo que parece". Después de eso nunca más podría volver a creer en los medios de comunicación. Es mucho más fácil inventar una noticia allí donde no las hay que explicar con objetividad algo que si lo es.

Musiqueando

La Giralda i el Giraldillo

Pancho Sevilla

Si, si, no tuve suficiente con la vuelta nocturna de PanchoTours, así que decidí aprovecharme de todos los servicios que ellos pudieran ofrecerme. Y ahora, primero de todo, quiero hablar de que es un Free Tour,... vamos allá.

Un Free Tour es un concepto nuevo en el turismo urbano, está orientado al viajero alternativo, más bien joven y que no ha contratado un pack de excursiones. Cada uno paga lo que le da la gana, atendiendo a su satisfacción y a valores culturales. Pero aunque se llame Free, si no pagas, te miran con cara de pedo. Además hacen mucha propaganda de restaurantes y bares así como de otras actividades que son de pago. Así que este Free Tour es muy diferente al Free Tour que yo organizo en Barcelona, que es Free de verdad, y al fin y al cabo el único beneficiario soy yo, quien durante dos o tres horas tengo alguien quien escucha todas mis estupideces, que es más o menos en lo que consiste un Free Tour del Pancho.

El Free Tour de la mañana me lo hizo un italiano que más o menos sabía y comunicaba muy bien, el de la tarde, era el jefe y solo hacía que sonreír a las guapas del grupo y decir que Italia molaba mucho mucho y que todo lo habían hecho los romanes, y tralarí tralará.... pero vamos a explicar lo que aprendí.

Sevilla.... una de las ciudades más antiguas de Europa fue fundada a orillas del Guadalquivir sobre unas grandes planicies. Este llano puede ser el origen etimológico de la ciudad, Hispalis, cuya evolución puede haber terminado dando nombre al país que vivo... España.

A la sombra de la Giralda nos contaron varías cosillas.... la Giralda fue el minarete musulmán más alto durante mucho tiempo, está hermanado con el de Rabat, se sostenga sobre la base de un edificio romano, y así se puede ver, puesto que los primeros metros exhiben otros materiales y otro tipo de construcción. Quizás esa fue la causa por la cual sobrevivió al debastador terremoto de Lisboa. Tras la cristianización de la ciudad la mezquita entera se convirtió en una catedral, la que es de hecho, la catedral más grande del mundo... y por extensión del universo. La Giralda está coronada por el Giraldillo (que si si, da el nombre a la Giralda), una estructura maciza que es capaz de morverse con el viento; función actual del Giraldillo... dar trabajo a los médicos que se encargan de la tortícolis, función antigua del Giraldillo... indicar cuando el viento era proclive para zarpar para América.

Y aquí viene porque Sevilla fue una ciudad tan proclive. España (o mejor dicho Castilla), como descubridor de América y legítimo explotador después del Tratado de Tordesillas tenía el monopolio sobre las importaciones del nuevo continente. Todo los productos debían pasar por Sevilla, primero, se pagaban los impuestos en la Torre del Oro y luego se registraban las mercancías en el Registro de las Índias, uno de los edificios que más erizan la piel de toda Sevilla. A raíz de este comercio se concentraron en Sevilla una multitud de mayoristas, minoristas, artesanos, marineros, prostitutas, cambistas, médicos, artistas y casanovas, en concreto Don Juan Tenorio.

De eso quedan reductos históricos, como la Fábrica de Tabacos, cuyas pillerías de una trabajadora llevaron a escribir la obra Carmen. También se visita el antiguo colegio de San Telmo, donde los huérfanos aprendían lo necesario para ser buenos navegantes. Actualmente es la residencia oficial del presidente de Andalucía.

Cerca de allí está la Plaza de España y lo que fue uno de los experimentos más curiosos para urbanizar una ciudad. A principios del siglo XX España y Portugal realizaron una exposición Iberoamericana para disculparse por los excesos durante la colonización. Ahora quedan varios palacios como el de Perú y el de Colombia. Y la Plaza España, edificio regionalista o neomudéjar único. Más allá del espíritu conciliador de los organizadores, el fracaso fue rotundo (según el guía italiano) al bautizar las dos avenidas de la exposición con Pizarro y Hernán Cortés.

Revisando este artículo he visto que me he motivado lo suficiente, así que acabaré de dar la información restante en otro más adelante. A andar!!!

Pero que bonita eres

La estación de Sevilla a la que llegué se llama Plaza de Armas, es una nueva estación anexa a la histórica, una auténtica maravilla neomudéjar reconvertida en centro comercial.

La Giralda ya se avistaba una veintena de quilómetros antes de entrar a la ciudad; este edificio es una prueba indiscutible de que el ingenio humano no conoce límites para los que aun piensan que no todo está inventado. En la otra orilla del Guadalquivir, la construcción de un hotel compite por superar unos metros esta fábrica de sombras de más de 5 siglos, a pesar de lo que digan los propios ciudadanos andaluces y la UNESCO.

Sevilla es una reliquía histórica mucho más decisiva y compleja de lo que los propios españoles entendemos, más valorada por unos extranjeros que prefieren gastarse el dinero y las piernas viniendo a contemplar esta maravilla. Otra vez el debate de si el consumismo puede usurpas los signos identitarios de una ciudad. Pero en si, si estas decisiones fueron acertadas o erradas, solo la historia sabrá.

Los 27 grados del noviembre más caluroso de mi generación me dieron la bienvenida. Romana, árabe, católica, neomozárabe y romántica es esta Sevilla, y huele a aceite friendo ajo y perejil. Laberínticamente llegué hasta mi hostal, donde una joven polaca estaba a punto de cambiar el trascurso de este viaje.

La casa construída en forma de Riad se emplea como hostel para mochileros, pero pocos cabíamos allí esa noche puesto que casi todas las habitaciones estaban ocupadas por tuneros.

Que es un tunero? historicamente era alguien que tocaba algún instrumento durante su etapa universitaria para poder recaudar fondos. Ahora es alguien entradito en edad, que aun haber acabado la carrera, tener esposa, hijos e incluso alguno de ellos en la universidades donde estudiaron, siguen cantando en bodas, comuniones y plazas públicas por algo de dinero, cerveza o alguna mujer.

Ser tunero no es fácil, se debe pasar una primera etapa, la de ganarse el uniforme, mientras tanto el tunero novato irá de vaca, cerdo, torero, o lo que más le haga reír a su grupo, y lo hará hasta que llegue alguien que le remplaze o sus compañeros se hayan cansado de reírse de él.

Hasta entonces yo pensaba que los tuneros eran personas que iban a las comuniones a cantar canciones a los papas borrachos. Pero claro, Spain is diferent, y el sur mucho más. Aquí es el tunero el que empieza a beber desde que se pone el uniforme (disfraz); durante las primeras fases de la embriagadez va cantando por las plazas y hace serenatas a las chicas que se asoman a las ventanas, las canciones son románticas y melódicas y la gente aplaude. Luego ya vienen las canciones con doble sentido, esas que dicen como les harán el coito. Luego se retiran a las tabernas a beber y beber y cuando salen de allí son la mezcla de un X-Men borracho con la pócima mágica de Panoramix y un mercader veneciano enmascarado. Se van al suelo, vomitan y abandonan las tabernas sin pagar: son los hijos de Baco.... y esa noche en Sevilla, habían por lo menos trescientos.

Volviendo a mi, dejé mi mochila sin hacer ruido en la litera de arriba mientras dos franceses se entregaban al "amor foi" en la de abajo. Y fui directo a contemplar el centro de Sevilla, que por cierto, no tenía ni idea que ya era otoño. Al voltear estaba allí, esvelta, iluminada, joven y bella, mucho más cerca de lo que esperaba, con unas dimensiones únicas, el Giraldillo coronaba el más grande de los antiguo minaretes. Antaño indicaba la dirección del viento para mostrar si era buen momento para partir hacia Las Américas, ahora indicaba los bares de la calle Betis y allí me dirigí.

Pero antes me había apuntado a algo llamado Pub Crawling... (flash back... turu ruru), volvamos a cuando el vagabundo que les escribe escuchó este término a sus inocentes 21 años mientras realizaba un intercambio en Cracovia; entonces le habían asignado a un equipo formado por un italiano, una serbia y una turca y con quienes debiamos realizar un seguido de juegos cultural-etílicos para defender el buen nombre de nuestros respectivos países.... (volviendo al presente... turu rururu) volvamos al presente... Pancho Tours organizaba un Pub Crawling donde podías conocer a los guiris de otros albergues y tomar cuatro cervezas y acabar en un club supermolón por tan solo 10€... Que buena idea!!! seguro que es la típica salida donde me van a vender cerveza de garrafón, voy a ir a locales donde pongan el "ai si eu te pego" y no voy a conocer ni a un solo ciudadano local. Y efectivamente, 4 o 5 gringas hipemaquilladas, un soldado afroamericano de misión en Rota y otras especies completaban el Safari. Pero os preguntareis... como acepté pagar 10€ a cambio de tanta cultura local?... pues no lo hice.

Primer bar, nada de nada, segundo, nada de nada, tercero, nada que recordar, cuarto... el alcohol en vena ajena hace milagros!! Y el americano grandullón de Rota empezó a sentir apetito por un sevillano de 18 años quien recibía las burlas de sus amiguetes. Si además le añadimos que yo como traductor exajeré dos o tres frases tenemos a un sevillanito cagado del miedo, con 3 amigos riendose e invitandome a un bar donde no hay ni un guiri.

Fuimos y era verdad, no habían ni guiris ni sevillanos, charlamos de Andalucía y de los catalanes hasta que unas extremeñas vinieron a sentarse con nosotros y me sorprendió como aquí son las chicas la que cuentan los chistes y los novios los que pasan la vergüenza. Y así la primera noche en Sevilla fue genial.

Pronto volveré para contaros lo que paso el día siguiente y que resultó siendo uno de los mejores días del viaje, pero algo os puedo adelantar,... al final de todo acabé apuntandome al Pub Crawling supercultural de Pancho Tours, y volví otra vez con mis 10€ de vuelta a casa.