Sevilla tiene un color especial

Podría seguir hablando de Sevilla artículo tras artículo, y bien se lo merece tan solemne ciudad. Y más hoy, por la festividad de viernes Santo.

Y podría seguir hablando para los forofos culturales de Pancho Tours. (¿Pero porqué hablar aquí de Pancho Tours y no en un lugar de recomendaciones público? Pues porque ya lo hice, y no creo que les hiciera la suficiente gracia como para dejarlo visible).

Pues bien, antes de irme de Sevilla para Algeciras y de allí acudir a la llamada de África tuve tiempo de visitar la judería y los alcázares, el primero es gratuito, y aunque sus dimensiones no son muy grandes es fácil de perderse y aun así, os prometo que debéis andarlo calle por calle. De los alcázares tengo que decir que su estado de conservación es impecable, y hasta la fecha era la primera gran obra de arte mozárabe que veía en mi viaje, me quedé atontado, y perdí el sentido del tiempo y la orientación.

Pero dejando el turismo rutinario paso a hablar de pequeños detalles para la reflexión.

El día antes de partir fui a Camas, ¿os suena esta población?, no es ni mucho menos una pregunta de Trivial. Camas es la población donde hace años se produjo un asesinato, el de Marta del Castillo, su cuerpo aun no se ha encontrado y sus principales acusados siguen si confesar ni aclarar quien fue el asesino y donde se encuentra el cuerpo. Pero el motivo de mi desplazamiento era el de alejarme del centro urbano para adquirir el material para subir a 4100m a precios más reducidos.

Pero que curiosa es la vida que la parada de autobuses está al lado del juzgado, y que curioso que ese día se juzgaba a algún personaje del caso, toda una nueva coincidencia para que el vagabundo pudiera reflexionar sobre los límites del morbo. No se pueden imaginar, dos horas antes de la audiencia el festival de medios de comunicación que se estaban dando cita, cámaras regordetes haciendo pruebas de imagen y reporteras esqueléticas y algo prepotentes maquillándose como si fueran el centro de la noticia. Me puse a hablar con un cámara: "¿no os cansáis de todo esto?", "si, yo si, pero se ve que la gente no, y tengo tres hijas que alimentar". Al lado pasaron tres gitanas, "venga prima, vamos rápido que sino no vamos a ver nada".... y ahora viene el final de la historia, cuando ya me encontraba en Algeciras y haciendo tiempo para embarcar, vi la noticia, una vez ya editada por la tele: altas dosis de violencia y nerviosismo, un gran trabajo de los productores.

Conclusión, me sentía como un novio se encuentra a su novia fornicando con un desconocido en horarios de trabajo al escuchar "no es lo que parece". Después de eso nunca más podría volver a creer en los medios de comunicación. Es mucho más fácil inventar una noticia allí donde no las hay que explicar con objetividad algo que si lo es.

Musiqueando

La Giralda i el Giraldillo

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