De Mansilla a Leon por la Nacional


Fue dificil tomar la decisión, pero no había otra forma, la siguiente etapa la debía hacer en autobús. Ya la estación me pareció un lugar tétrico, donde la gente miraba embobada las represiones en Siria por la TV. Nadie hablaba. Y seguro que nadie atendía. ¿Entonces que hacían?

El autobús no era muy diferente. Nadie hablaba, parecía que fuésemos dirección a Kiev en lugar de una ciudad de España. En cambio, por la ventana veía a los peregrinos, contentos, caminando en grupo o solos pero casi todos sonriendo, desprendían como una luz.

Mientras tanto le daba vueltas al precio del billete, un poco más de un euro. Y me dí cuenta que había olvidado lo fácil que era andar 25 km en un autobús y lo poco que te aportaba, más que el ahorro de tiempo por llegar a un lugar que de otra forma hubieses llegado igual.

Por la ventana buscaba a I. F. y Aparicio, hasta que los vi. Ellos me saludaron y yo también desde la ventana. Que estúpidos los cuatro. Al llegar a León me di cuenta que los cristales estaban tintados y no se podía ver desde fuera. Así que lo más seguro es que fuesen saludando como locos a todos los autobuses que vieron esa mañana solo para darme ánimos aun sabiendo que en solo uno de ellos estaba yo.

Soñar es viajar a un mundo al que anhelas ir

1 comentario:

  1. Engano seu. Estávamos preocupados com você e sabíamos que não queria seguir de ônibus até León. Buscávamos em todos os ônibus que passavam e vimos perfeitamente quando você passou. Sentimos sua falta, mas sabíamos que o que foi feito foi para o seu bem.

    ResponderEliminar