Most significa puente, el más famoso de todos es el Stari Most o Puente Antiguo sobre el río Nereva. Por el pasaban transportistas y viajeros quienes debían pagar una cantidad fijada.
Mostar era una de las ciudades más importantes de Herzegovina, región de clima mediterráneo y montañosa, donde se produce un vino muy bueno y muy infravalorado. Herzegovina tenía un trato preferente dentro del imperio otomano por tratarse de una zona fronteriza y con grandes reservas de agua.
Nuestro guía nos llevo a un par de kilómetros del nacimiento del río Nereva y nos retó que mojáramos los pies en un río a 5 grados. Como estúpida recompensa nos comimos algo parecido a una salchicha rellena de carne cocinada al carbón porque aseguran que tanto el gas como la electricidad mata el sabor (como saben, eh!). Luego llegamos al nacimiento en
Blagaj , también conocido como el ojo negro, allí es donde realmente nace el río, no por fuentes a presión, sino por emanación. Curiosamente el agua está muy calmada pero a pocos metros de esa roca sentí una sensación de vértigo por las entrañas de la tierra. Una piedra de mármol grababa la efeméride de la visita de un rey a principios de siglo XX, hasta que los soldados serbios hicieron prueba de puntería durante los 90. En
Blagaj se puede visitar gratuitamente un casa de estilo otomano de alto valor espiritual para los musulmanes de la zona.
En una furgoneta y sentado sobre un taburete improvisado nos dirigimos hasta Počitelj, una ciudad, de unos treinta habitantes, totalmente debastada por la guerra y que hace siglos creció al calor de su mercado. Dentro de lo que cabe el pueblo se conserva muy bien y está adaptado para el turismo, aunque hoy por hoy aun no recibe los visitantes que debería. Primero fuimos invitados a entrar a casa de una vecina que preparaba una bebida con gusto a fresa que debía de ser rebajada con agua y que era extremadamente dulce, también probamos dulces casero hechos con higos. Se puede visitar la torre del castillo aunque es de difícil acceso.
Camino a nuestra siguiente parada, Kravice, me interesé como, a pesar de estar en Bosnia habían tantas banderas de Croacia. El conductor me dijo que eso era una provocación, igual que las cruces que los cristianos habían puesto en las colinas alrededor de Mostar para que las viese todo el mundo. Me contó que durante la guerra los croatas apoyaron a los bosnios para defenderse de la invasión serbia, pero que en si fue un ataque a bandera encubierta ya que existía un trato secreto entre el presidente de Serbia y el de Croacia para repartirse Bosnia después de su independencia. También me contó que creía que el gobierno croata pagaba a sus ciudadanos del centro del país para que se mudaran a Herzegovina y reclamaran ese territorio. La verdad es que se ven muchos monumentos a los soldados muertos croatas y cruces en los puntos más altos. Es duro reconocerlo pero aun existen barrios claramente musulmanes y otros de cristianos (aquí no encontré ortodoxos serbio). Kravice son unas pequeñas cascadas en las cuales está permitido el baño donde se puede respirar felicidad en el ambiente, un paseo dentro del agua por la desembocadura de la cascada puede desencadenar emociones de libertad y adrenalina nunca vividas anteriormente. También se pueden realizar saltos desde las rocas más altas.
Finalmente visitamos la ciudad de Medjougore. Pero esto merece una mención completa en otro artículo.
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Blagaj
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Počitelj
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Kravice
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Valle del Nereva |
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