Los curtidores de Fez

Fez es una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos y es famosa por varios aspectos. El primero, la gran cantidad de cuero que se produce aquí, como la artesanía que se desprende de ellos. La segunda, una de las universidades más antiguas del mundo y de gran prestigio coránico (las no religiosas se encuentran en Mecknés). Y la tercera, el casco antiguo no transitable más grande del mundo, patrimonio de la humanidad.

La ciudad antigua está formada por tres medinas, dependiendo del periodo histórico en que se construyeron, y de tres tamaños muy diferentes. En una de ellas se encuentra el palacio real y el mercado principal. La segunda destaca por una gran plaza, que tiene usos similares a la de Jemma al Fna de Marrakech. Y la tercera, mucho más grande es menos turística pero tiene el encanto de que son barrios habitados por gente común.

Fez. Bienvenido al hostel
En esta tercera medina se encuentra el barrio andaluz, poblado en su origen por los judíos sefardíes expulsados por los Reyes Católicos y sigue un estilo arquitectónico mucho más parecido al empleado por los judíos del siglo XV que el que ahora se puede ver. Luego los judíos se mudaron a Casablanca y allí están todavía.

Volví a tener suerte en el hostel que me hospedé esta vez, con pocos lujos pero muy buen ambiente. Me sorprendió que en una pizarra apareciera mi nombre dándome la bienvenida y el del estudiante de cine que conocí en Marrakech. Me hizo tanta gracia que aproveché para reservar en el mismo hostel que esta empresa tiene en Córdoba, luego descubrí que se encontraba en la calle Lucanor, en pleno corazón del putiferio cordobés, pero estas cosas, también forman parte de las ciudades, y deben ser respetadas y conocidas.

Lo primero que hice fue ir a buscar los famosos curtidores. Pero siguiendo la estela llegué lo que en Barcelona se conoce como un mercado de la miseria, es decir, un mercado donde se venden los objetos encontrados en la basura. Pero un poco más arriba, ya en el punto más alto de la medina, en medio de un cementerio, los burros pastaban y defecaban mientras los curtidores, desde la sombra, observaban el lento proceso en que las pieles, colgando de las lápidas, hacían la lenta transición hasta convertirse en valioso cuero.

Era un turista tan perdido en ese lugar que no debía que me volví el centro de atención rapidamente, aun así, nadie vino a pedirme dinero ni a venderme nada. Bajé hacia lugares más turísticos y al cruzar el pequeño riachuelo vi como los pelos de los animales, cuyas pieles estaban siendo tratadas, se caían río abajo. Una peste llegó a mi y por las cornisas los hombres se paseaban descalzos, recogiendo o colocando gran cantidades de piel.

Fez. Pieles secandose sobre tumbas en el barrio andaluz

Fez. Burros pastando entre tumbas

Uno hombre me susurro: "quieres ver los curtidores?¿", "si,si, claro", entonces empezó un regateo cansino, en el cual, por primera vez, el que acaba cediendo no era yo. Pensaba que entraría en una casa particular, en cambio, era una tienda, de cuatro pisos, donde se podrían comprar asientos, bolsos, carteras,... de cuero. En la terraza de arriba, mi "guía" me dio una explicación de 10 segundos que bien valía lo poco que pagué por estar allí: "eso son los curtidores", y se fue a sentar a la sombra diciéndome: "avísame cuando acabes". Era suficiente escuchar la explicación de la pareja turista-guía de mi lado.

Para describir el lugar hay que imaginarse una plaza, llena de pozos, distribuidos como en un panal de abejas en forma matricial. El proceso empieza cuando un animal jalal (camello, cordero,...) es sacrificado y su piel vendida para ser curtida, entonces se lanza su piel a los pozos con mierda de paloma, donde el pelo se separa de la piel de forma natural. Para recogerlo, los trabajadores emplean un gancho, pero aun así "gocé" una escena de castas sociales, viendo como un par de ellos necesitaban tirarse dentro de la poza llena de excrementos para buscar alguna pieza.

Luego, dependiendo del animal y el propósito, se deben secar, para ello se usan los tejados de las casas recubiertos de paja. Esta labor la hacen los trabajadores más ancianos. Y finalmente, pasa por las distintas etapas del tinte, en otros pozos de la plaza.

Cuando la piel ya está lista pasa a los artesanos y finalmente a la venta directa en ese mismo lugar, en las calles de la Medina, o en cualquier lugar del mundo.

Fez. Los curtidores. A la izquierda excremento de paloma,
a la derecha los tines
Según las nuevas normativas todo funcionaba como una cooperativa. Desde la compra de las pieles de los animales recién sacrificados hasta el dinero conseguido por la venta del material artesanal. Luego se distribuyen los beneficios entre todos los cooperantes según las tareas realizadas. Por ejemplo, los trabajadores que trabajaban en la "peste", como el propio guía se refería, eran de los que cobraban más, de 30 a 60 euros diarios, en función del número de pieles tratadas. En cambio, el verdadero beneficio lo hacían los guías que cazaban turistas por los alrededores, quienes se llevaban tanto dinero como el que pudieran sacarle al turista como una comisión por las prendas compradas. 

Y el mío esperaba, medio dormido a que amortizara el dinero que él se había llevado por dejarme entrar a la terraza. Le pregunte si él alguna vez había trabajado allí abajo, y me contestó que no. Entonces me pidió una propina porque había estado mucho tiempo: "no te preocupes chico, las propinas las repartimos con los trabajadores que hay abajo..."... la peste del ambiente y la oratoria de ese señor me lanzó a contestar una de esas frases que no quiero dejar por escrito.

Fez. Al rico caracol



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