El Salt del Mir

Este artículo describe como llegué hasta El Salto del Mir, la emoción al descubrir este secreto y la necesidad de compartirlo con otros viajeros independientes.

Introducción

Tenía en mis manos "La Ciudad de los Prodigios", una de las mayores obras españolas del último cuarto de siglo, escrita por Eduardo Mendoza, uno de los escritores que junto a Terensi Moix, Joan Marsé, Quim Monzó y Manuel Montalbán, han sabido literar y divulgar la singularidad de Barcelona.

El libro es, además, un ejemplo de lo que debe ser una novela histórica. Sustancia en cada parágrafo, hechos, personajes y comportamientos verosímiles, explicados exhaustivamente.

De como conocí la mencionada cascada

Mi historia peculiar empieza cuando Mendoza describe la infancia del personaje principal de su libro y lo localiza en Basora. Sin más ayuda que la mención de un par de parroquias y la cercanía del tendido del ferrocarril. Lo primero que me dice Wikipedia es que Basora es la segunda ciudad más poblada de Irak en 2009. Mal comienzo. Segundo intento, rastrear las líneas de ferrocarril más antiguas de Catalunya.

A finales del siglo XIX Catalunya contaba con una buen red, fruto de una visión empresarial más avanzada que en el resto del reino. Resumo a continuación alguno de los principales hitos extraídos de Viquipedia.

  • 1843 - 1848: el indiano Miquel Biada se convierte en un gran promotor del ferrocarril cuando lo conoce en Cuba e impulsa la construcción de uno entre su ciudad natal, Mataró, y Barcelona. Biada nunca llega a ver su obra acabada.
  • 1854 - 1861: se tiende la línea desde Ronda Universitat (lo que atraía a muchos curiosos) hasta Molins de Rei, en primera instancia, luego se alarga hasta Martorell y finalmente hasta Tarragona. Siguiendo el trazado del actual R2 de cercanías de Barcelona.
  • 1856 - 1879: primera gran línea NO radial entre Tarragona y Lleida. Primeramente, conectaba Tarragona, que servía de puerto, con Reus, una de las principales zonas de producción mundiales de almendra. Finalmente conectó con la plana de Lleida, que necesitaba exportar sus productos de secano. Un siglo atrás, Cervera, que se había mantenido fiel al Borbón Felipe V, había pedido que le 'trajesen el mar' con un canal, en cambio, el monarca les regaló la clausurada Universidad de Barcelona.
  • 1862: llega el primer tren a Girona, después de alargar la línea de Granollers. A partit de 1870, tras la fusión con otra compañía, se construye la línea hasta Figueres y posteriormente hasta Francia.
  • 1863: se une, la por entonces autónoma villa de Sarria con Plaza Catalunya. Tuvo un gran éxito desde el principio, pero no evito la quiebra de la compañía. Actualmente, el recorrido lo cubre Ferrocarrils de la Generalitat. Hoy en día se puede apreciar la obra original en las bóvedas de la estación de Plaza Catalunya.
  • 1875 - 1886: el mismo tren de carbón pasa a integrar parte del negocio al conectar las minas de Sant Joan de les Abadesses con la capital. Tratándose de una excepción, puesto que Barcelona ya contaba con un número elevado de estaciones el gobierno prohibió la construcción de esta en el área metropolitana, así que se vieron obligados a acabar la línea en Sant Martí de Provençals, actualmente un barrio de Barcelona.
El libro menciona que el protagonista no proviene de la Catalunya mediterránea y alegre, sinó de la triste y arcaica interior. Así, que al poco de buscar encuentro dos pueblos con la palabra Basora en su topónimo. El primero, Sant Quirze de Basora debe ser el que es llamado como Basora 'a secas' en el libro. Lugar donde el protagonista se queda maravillado por la modernidad de la urbe. El pueblo tiene una estación y un paso a nivel que seguramente habrá costado algún disgusto al municipio y por donde el protagonista llega a la ciudad.

Por otro lado, si no voy errado, el protagonista debe ser oriundo de Santa María de Besora, unos 6 km al interior del Parque Natural del Castell de Montesquiu.

Ya saben, uno va tirando de Google Maps y gracias al algoritmo que relaciona contenido con el fin de venderte algún producto, aparece la foto de una cascada. Y uno acaba viendo que se trata de un salto de 35 metros del que ningún conocido tiene constancia.

El domingo siguiente, 5 días después del descubrimiento, ya había conseguido un coche y me dirigía dirección a Vic.



La excursión

Se sale de Barcelona por la Meridiana y se sigue en dirección Vic por la C-17. Todo el camino se hace por carretera sin peaje. Hay una salida mismo en Sant Quirzé, unos 20 km antes de llegar a Ripoll. Se cruza el río Ter y luego el paso a nivel y se coge la carretera BV-5227 en dirección a Vidrà. Al cabo de 6km de subida se llega a Santa María.

Allí mismo se puede comer y tomar agua (el agua es abundante durante toda la excursión). Se empieza a andar por la bajada que hay en una pared lateral del ayuntamiento, y desde allí se gira hacia la izquierda. Pronto se pasa por una granja. En si no hay ninguna bifurcación y un kilómetro más tarde encontramos una casa rural. Hay que tener en cuenta la presencia de alambres electrificados en medio del camino.

Pasada la casa rural hay un claro en el bosque donde se pueden ver caballos y vacas. Otra vez en el bosque cruzaremos un puente de madera sobre un pequeño salto artificial en el río. Hay que tener cuidado, una vez cruzado nos encontramos con el único desvío. Se tiene que girar hacia la derecha, el de la izquierda lleva a una ermita. Poco después, nos topamos con un cartel que pone "peligro". Des de este punto se puede ver el Salt del Mir desde arriba.

Uno se vuelve a adentrar en el bosque, donde encontrará dos edificios de piedra en ruinas y finalmente unas escaleras de madera. Finalmente, no hay más que andar 100 metros en contra del flujo de corriente para encontrarse con el salto.

Es preferible llevarse la comida ya que tanto en la casa rural como en Santa Maria los precios son elevados y los trabajadores maleducados. Otra opción sería ir a Ripoll o Sant Quirze de Basora.


No hay comentarios:

Publicar un comentario