El sacrilegio especulativo de los Mesopotámicos

La exposición "Antes del diluvio" de la obra social La Caixa muestra el urbanismo y la cultura que se dieron en las primeras ciudades de la humanidad. Puede visitarse en la antigua fábrica Casaramona de Barcelona hasta el 24 de febrero.

Código de Hammurabi, museo del Louvre. Wikipedia
Considerar una población como ciudad no es fácil y más decidir cual ha sido la primera. En si, una ciudad consiste en una masificación de población y que depende alimentáriamente del exterior. En cambio, libera a su población de la pesada carga de trabajar el campo y debido a la concentración de los recursos explotados a sus alrededores se generan nuevos oficios del sector secundario y terciario. Las universidades y gremios se han situado en las ciudades y por tanto la cultura y la ciencia también.

Entre los ríos Tigris y Éufrates, justo donde la Biblia sitúa el jardín del Edén, y en la actual Iraq, se fundó la primera ciudad, Uruk. A medio camino de la mística y el avance humanista de esta primera congregación se creó la primera red de comunicaciones, con vías, canales y postas (refugios donde los mensajeros podían descansar y cambiar de caballo), se desarrollaron jerarquías sociales, la división del trabajo, el capitalismo, un poder fuerte, la escritura, el cálculo...

Todo lo que iba más allá de las fronteras de Alejandro Magno era enigmático, poca gente las habían cruzado, por ejemplo Marco Polo. Una tónica que se repitió hasta el siglo XVII y que tuvo su clímax arqueológico durante el s.XIX.

Se descubrieron como capítulos del Antiguo Testamento ya existían en esta región... la ley de Talión del   Éxodo conocido también como ley mosaica ya fue escrita por Hammurabi en el 1760 a.C. También que existía la creencia que el diós Marduk mandó construir un arca a un hombre y conservar en ella dos seres de cada especie. 
Dios Enki, encargado de la construcción. Wikipedia

En cambio difiere notablemente la visión que ambas tienen de las ciudades. Mientras que en el Antiguo Testamento Yavhe destruye Sodoma y Gomorra y manda a Caín a fundar una ciudad donde se refugiaran todos los seres deshonrosos. En el otro lado, los habitantes del delta del Éufrates creían que los dioses habían sido gestados en una ciudad antes de la humanidad.

Consideraban la edificación como un arte divino, igual que otras culturas previas veneraban el fuego o los solsticios y otras posteriores el sacrificio de los animales o el descanso una vez por semana. Era tanta la admiración que el primer ladrillo de cada edificio debía ser elaborado por el mismo monarca y recubierto de leche y miel. A la vez se penetraba el suelo con una piedra en forma de cuerno y con grabados para rogar a los dioses del inframundo el permiso para elaborar la obra.

Existía un dios destinado a la construcción: Enki, quien vivía en el Apsu, en las profundidades de la tierra donde residen "las aguas primordiales", de allí que las peticiones se hicieran clavando una estaca de piedra en el suelo, varias de las cuales se pueden ver en la exposición. Enki, tenía un harén de pequeñas divinidades, encargas de guardar el fuego, por ejemplo, y que permitían la elaboración de la obra. De esta forma tanto el arquitecto como los trabajadores pasaban a un segundo plano y se cedía el protagonismo a la mística.

En la misma ley de Hammurabi, exactamente en la 229 establecía que si un arquitecto diseñaba una casa y esta se caía matando al hijo del propietario de la casa se mataría al hijo del arquitecto.


Tanta implicación hacia la construcción recuerda al vínculo con el que los médicos están ligados al juramento Hipocrático. Aunque probablemente existieron otras, es la única de la que tengo constancia que venerasen tanto dicho trabajo. En si, la petición a los dioses por robarles un espacio de tierra y violar la virtud de la creación reservada a ellos puede llegar a ser un pensamiento hippie.

En el siglo XX y XXI tenemos personas que llevaban esta vida a tal extremo hasta considerar que su espacio vital no debe superar al de una caravana. Por el otro, hay personas que prefieren tener edificios en varias ciudades o una segundo residencia en la playa e incluso especular con ellos forzando a la gente que no puede pagarlos a abandonarlos sin preocuparse de donde puedan ir a vivir. También existe el caso de H&M quienes alquilan un edificio espectacular del Portal de l'Àngel de Barcelona para hacer un horterada.

En si, una cultura que honra a sus edificaciones y hace participe a la sociedad de su elaboración y uso contiene unos valores que no han vuelto a existir. Considerar la construcción como un sacrilegio que recaería en la consciencia de una sociedad que despreciaría a quienes especulan con grandes obras como lo hacemos ahora con los grandes traficantes de armas o los que esclavizan a los niños soldados. O en pequeños alquileres o prestamos usureros equivalentes a pequeños camellos de barrio.

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