Los Tigres de Fez, el equipo de fútbol de la ciudad sería uno de los dos finalistas en la Copa de África y la ciudad se preparaba para el acontecimiento histórico con banderas amarillas y pintadas por doquier. Igual que hizo el Raja de Casablanca años atrás los Tigres de Fez podrían convertirse en el representante africano en el mundial de clubes, un orgullo sin precedentes.
A la vez, la selección nacional se jugaba el pase a las olimpiadas en Casablanca. Aunque el equipo nacional no representaba a la mayoría de personas con las que hablé, si que era capaz de unir el país si el rival se trataba de Argelia.
|
Fez. Grabando para la eternidad |
Una empresa contactaba con el hostel para realizar excursiones por la ciudad y las cercanías, una de ellas, y una de las razones por la que debo volver algún día a Marruecos era un viaje a Voluvilis, una ciudad romana, parecida en tamaño y esplendor a Pompeya, pero mucho menos turística y aglomerada.
Pero esa empresa tenía un hombre que jugaba un rol bastante común en la cultura marroquí, un intermediario. En si lo que hacía era aparecer por el hostel preguntando cuanta gente querría apuntarse al tour, comprar pieles o marihuana,... si si, marihuana, aquí todo dios te la puede vender, la contraseña es: "quieres algo bueno?¿".
Dos de las personas que asistirían a la excursión desistieron a última hora, de esta forma se había cancelado. Entonces fue el momento en que el intermediario vino rápidamente a mi para hacerme una contra-oferta. 400 dirhams, tres veces más de lo que debía costar. Presente mis quejas a la eslovena regente del hostel quien me pidió disculpas por lo sucedido. Al día siguiente el marroquí usurero se disculpó: "es una virtud saber esperar", decía despreocupado para justificarse delante la responsable del hostel.
|
Fez. Dulce panal de abejas |
Esa misma tarde cogí un taxi para que me subiera a la colina, por 60 dirhams, me llevó hasta un mirador, y luego hasta las ruinas de un castillo donde varias personas me empezaron a seguir. Ya me habían advertido que no me encontraba en el sitio más inseguro de la ciudad y no se muy bien porque pero a mi mente vino esa escena de la película "bajo el cielo protector" cuando el protagonista debe salir de una emboscada de ladrones a la que el solo se había metido buscando el placer de una mujer a sueldo.
Pero tuve suerte porque coincidí con algo que debía ser mucho más atractivo. Un equipo de una televisión americana grababa una entrevista con alguien vestido con chilaba. El presentador, mientras no estaban grabando, hacía bromas sobre el terrorismo y en concreto de si al que le hacía la entrevista era un terrorista. Por supuesto no le hizo ni pizca de gracia, ni a él ni a mi.
|
Fez. Taller de artesanía |
La vista era espectacular, se podían distinguir las tres medinas, la plaza central, las pieles curtiéndose en el alto de un cerro lejano y una columna de humo. El lugar, si no tuviera tan mala fama, bien merecía pasar horas y horas observando a lo lejos el libre comportamiento de las personas, con algo de comida, quizás una cerveza y alguno de los amigos que echaba de menos hasta el momento que se distinguieran las estrellas.
Esa noche conocí una pareja de australianos que empezó a dar la vuelta al mundo hace 7 meses, tenían un pasaporte lleno de estampas, incluyendo la de la Isla de Pascua, en el medio del pacífico donde una población espontánea se las ingenió durante siglos. También había un canadiense, un antiguo informático que ya llevaba un año y medio en la carretera y que solo volvería a casa por Navidad para seguir luego su viaje.
Paseando vi cosas sorprendentes, como cabezas de cabras apilotonadas, señal inequívoca de que la carne que se vendía era fresca. También había pilas de dulces de miel saboteados por centenares de abejas, también vi esculpidores de piedras y otro sin fin de particularidades únicas de esta latitud y longitud. También vi el sacrificio de dos gallinas siguiendo el dictado de Alá y como el joven estudiante de cine echaba un pequeño gargajo al observar la escena.
|
Fez. En un pozo pixelado |
Al día siguiente me apunté a un Tour. Lo hizo un señor sin gracia, un guía de la vieja escuela. Visitamos una escuela en uso y nos contó como las puertas en esta ciudad constan de dos cuerpos y de dos timbres. Uno de los timbres anunciaba que el visitante era conocido por la familia y que las mujeres no deberían taparse ni esconderse en su presencia, el otro timbre servía para decir que la llamada la realizaba un desconocido. Las empuñaduras de estos timbres acostumbraban a ser Manos de Fátima o con formas fálicas y cada una de las puertas estaban hechas con hierro forjado y tenían un dibujo diferente. Visitamos parte de la universidad y nos contó que la Medina se organizaba en plazas con cinco elementos comunes: fuente, bazar, almadraba (escuela coránica), mezquita y un elemento civil que no me acuerdo. La ciudad fue impulsada por familias de judíos y musulmanes expulsados de Granada, gran parte de ellos, subvencionaron grandes maravillas arquitectónicas, y aunque el guía lo negaba por el elevado machismo imperante, las mujeres fueron las que más se preocuparon para tener una ciudad bella.
|
Con los coleguis del Tour |
Después de visitar de nuevo los curtidores y de darnos un largo tiempo para comprar en la tienda adjunta visitamos un vendedor de especies, quien nos hizo un rápido resumen de las más importantes. Finalmente el guía nos acompaño hasta un restaurante "familiar" donde estábamos a punto de ser sableados. Me encaré a él y le dije que no estaba dispuesto a comer allí, varias personas me siguieron y nos comimos unos bocadillos legendarios, tanto que nos hartamos y regalamos a los niños hambrientos que empezaban a asomar. Cuando volvimos a ver el guía me dijo que yo tenía dones de liderazgo mejores que él y que le podía sacar el trabajo.
|
Fez. Cabeza de corderos |
Fez acabó al día siguiente y tocaba abandonar las mil y una noches, los aromas de oriente, las mujeres tapadas y a la vez coquetas, los hombres gordos con rostros parecidos a mis parientes del sur, la comida barata y buena,...hasta cuando aun no lo sé, quizás en otro punto del magreb volveré a sentir la menta y a jugar con los niños que desprenden felicidad. Quizás un poco del pequeño Alí y las piedras que agarré en la cima más alta del Atlas y las del Rif que me regaló I., porque ya me dirigía en un tren hacia Tanger que aunque bella no tenía la magia del Marruecos profundo que tanto me había enseñado para siempre.
|
Vista des de la fortaleza en ruinas de Fez. En primer plano algunas viejas lápidas, después la muralla y a los pies la medina con algunos minarertes |
Como lector adicto a tu blog, te animo a seguir escribiendo con ese entusiasmo. ¡Y espero que después de este periplo, sigan más!
ResponderEliminarQue sepas que mientras lo actualizas con nuevas entradas, te seguiré incordiando con más preguntas en tus ratos libres... es lo que tiene la fama, ajo y agua. :D
Muchas gracias Sergio por tu lectura y tu crítica. Seguiré contando lo andado si se sigue escuchando, y sino, simplemente andaré.
ResponderEliminarTu pregunta y pregunta, que así me acuerdo de más cosas.