Donde ir a olvidar una pandemia (I): El Maestrazgo, Vall d'Aran y Vall de Boí

Tu como yo, llevamos ya dos semanas sin perder la vista en el horizonte. Y yo como tu, he cambiado el hábito de quejarme por los planes cancelados, procrastinados o deseados, por una imposición de una nueva rutina, lo más productiva posible. Estas dos semanas indican que hemos pasado entre un cuarto y la mitad de la reclusión y que por tanto, gozaremos de la libertad de movimientos a finales de abril o a principios de mayo. Lo más probable, es que no podamos viajar con tranquilidad al Serengeti en los próximos dos años, y que la lista de requisitos para entrar en Estados Unidos sea inabarcable. Ni siquiera creo que pueda volver a ver los buitres de Monfrague pronto.

Pero si algo ha traído la reducción de emisión de carbono, no haber ido a esquiar o no haber abocado domingueros es que la naturaleza ha podido realizar su ciclo anual como no lo había hecho en años. Y el aire limpio de Barcelona o el jabalí que bajó de Collserola así lo indican.

Espero que cada día, a los ocho de la tarde, cuando todo el país estalla en aplausos, sigas teniendo en mente, que harás, donde irás y a quien verás cuando todo esto acabe. Y por si te cuesta arrancar, aquí te dejo unas ideas.


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El Maestrazgo


Como bien sabéis, una cosa son la fronteras administrativas, y otra las culturales. Esta provincia, se encuentra divida entre tres comunidades, la valenciana, la catalana y la aragonesa, pero su identidad es única e indivisible, ya sea por la lengua, la comida (como los orejones) o la música. Y también por haber sido una de las pesadillas de Franco durante la Guerra Civil.

Des del lado catalán existe una antigua vía de tren, ahora convertida en vía para caminantes y excursionistas. Nace en Tortosa, donde se puede llegar en transporte público, y ladea el Ebro. Luego empieza a empinar y tras travesar viaductos, túneles y estaciones abandonadas se entra en La Terra Alta. Allí enseguida vemos que estamos en una comarca vinícola, en Pinell del Brai encontramos una de las primeras coperativas agrarias del país. Después viene Bot, Horta de Sant Joan, Arnes, Cretas y Vall de Roures. Estos pueblos tienen algo especial y algo excepcional, esán vivos y no son un refugio para domingueros. En Horta de Sant Joan se puede visitar el centro de interpretación de Pablo Picasso, ya que el artísta pasaba los veranos de su juventud aquí. En general, en todos estos pueblos se puede ver la una arquitectura característica muy bien conservada.

Beceite: fotografia de la web de turismo de Aragón

Aun así, esta tierra fue escenario de la batalla decisiva de la Guerra Civil. En la Sierra de Pandols-Cavalls se atranchilleraron las tropas republicanas por más de 100 días y ello llevó a la destrucción de pueblos como Corbera d'Ebre, ahora visitables, y que en la tapia del ayuntamiento de Arnes, se vean las balas de los fusilados. O que en el monumento a la victoria franquista de Vall de Roures la CNT lo haya pintado de rojo y negro.

Hay varias excursiones fáciles para hacer. Puedes subir hasta el Mont Caro y ver amanecer. Des de allí se ve claramente la "banya" del Delta de l'Ebre, y la silueta de la estutua del rebeco (o quizás algun rebeco de verdad, una variante de la cabra montesa). Y para los tramposos, sabed que se puede subir en coche. La otra excursión típica es el Parrizal de Beceite, que consiste en un camino angosto entre muros de piedra a través del río Matarraña. La tercera excursión se encuentra en el tramo Valenciano y es a través de la Tinença de Benifassà, donde se encuentran pueblos minúscolos y preciosos como Herbeset.

Para acabar la ruta, des de Aragón se cruza al País Valencià, en la comarca del Ports. El pueblo más importante es Morella. Un pueblo medieval, con un gran castillo roquero y un surtido de restaurantes de primera categoría. Desde aquí arriba fue donde Jaume I inició la conquista de la València musulmana.

Vista de Ports de Tortosa-Beceite


Vall d'Aran y Vall de Boí


Si decidimos visitar estos dos valles podremos gozar de dos parajes pirinaicos muy peculiares y diferentes entre ellos. El valle de Aran fue una adquisición para la corona de España una vez se firmó la Paz de los Pirineos. Al ser el único valle que da al norte, está rodeada por altas montañas y la frontera francesa. Por eso, ha mantenido su identidad, que no es ni catalana, ni española, ni francesa, sinó occitana, teniendo su propia arquitectura, gastronomia y sobretodo, lengua propia. Este aislamiento también fue lo que llevó al maqui, el grupo guerrillero antifranquista de la postguerra a asaltar este valle, en octubre de 1944 (enlace)

Al sud encontramos La Vall de Boí, dentro de la comarca de l'Alta Ribagorça, uno de los antiguos condados catalanes. Si algo tiene de particular este pequeño valle, son los dos reconocimientos que la UNESCO ha hecho. El primer Patrimonio de la Humanidad reconocido son las iglesias románicas y sus frescos (hoy en el MNAC). El que más destaca de ellos es el de Taüll. El otro Patrimonio de la Humanidad es inmaterial y son las Fallas de los Pirineos, un descenso con antorchas que se viene realizando desde antes del cristianismo y la romanización.

En la Vall de Boí se visitan varios pueblos, como Taüll, el más comercial y expectacular a Durro, que al encontrarse más aislado es más genuino. En este mismo valle encontraras un balneario. Algo que puedes hacer, y es gratuito, es recorrer sus fuentes, cada una de las cuales, tiene propiedades distintas, desde la sanación muscular, a una fuente alta en azufre que limpia la vista. También puedes esquiar o entrar al parque natural más antiguo de Catalunya: Aiguestortes.

Taüll, Vall de Boí

Cruzando el túnel para Vielha llegamos a Aran, otro mundo totalmente diferente, como se vió antes. Vielha (5500 habitantes)  no tiene para mi un gran interés. Lo que si te recomiendo es que te acerques en coche hasta las pistas de esquí de Beret (donde esquía la familia real y los famosetes) y desde allí sigas a pie por el camino de tierra hasta el pueblo abandonado de Montgarri, pueblo abandonado con un propietario curioso. Otra visita típica es al "els ulls del jueues", una ruta facil para ver cascadas, y el único sitio donde he encontrado fresas silvestres. Finalmente, mi recomendación secreta es que os acerqueis hasta Sant Joan de Toran, uno de los pueblos menos afectados por el turismo.



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